Desde 1775 se identificó la relación de la exposición al hollín y el cáncer escrotal en deshollinadores londinenses.

Posteriormente se ha demostrado epidemiológicamente las causas profesionales de cáncer, donde los agentes causantes más conocidos son: el amianto, benceno, arsénico, cloruro de vinílico, níquel y algunas sustancias provenientes del consumo del tabaco.

La mayor parte de estudios al respecto se encuentra en los países industrializados, donde el trabajo está asociado al cáncer en el 2 al 8%, aunque entre los trabajadores expuestos esta cifra es más alta. En estos países la estricta normativa de prevención de factores de riesgo en el trabajo ha disminuido la prevalencia de cáncer de origen laboral.

En los países en desarrollo, donde actualmente se han instalado las industrias que utilizan productos potencialmente cancerígenos, no se dispone de datos epidemiológicos confiables y solo una pequeña fracción de casos se reconocen como cánceres profesionales que recibieron indemnización. Sin embargo, el cáncer profesional es una enfermedad prevenible y esto se consigue mediante el reemplazo de sustancias cancerígenas en la industria, por otras que no lo sean.

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